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Sobre mí

Nací en Yverdon Les Baines, Suiza, en agosto de 1968. Desde muy pequeña comencé a juguetear con las palabras y con el instinto de crear mis propias aventuras.

 

La lectura y el descubrimiento de la literatura con mayúsculas llegó a mi vida como algo casi revolucionario que me permitía expandirme y evadirme. Todo lo que caía en mis manos era devorado con pasión: literatura infantil y juvenil, por supuesto, aunque a menudo  entreverada por libros que no debería haber leído hasta mucho  tiempo después pero que me estimulaban y me conmovían de tal manera que no podía prescindir de ellos.

Nunca tuve una guía  literaria, ni para mis lecturas, ni para mis obras. No seleccioné temáticas. No me interesan las corrientes o las modas. Solo me gusta crear; escribir sobre las cuestiones que me preocupan como ser humano que recorre un periplo en un momento muy concreto del tiempo y el espacio, sin limitarme,  aferrándome a la misma libertad que ejerzo cuando, al leer, consumo todo tipo de libros. Por eso he escrito para niños, cuadernos de viaje, novelas, relatos y  obra dramática. He recorrido la literatura social, la ficción histórica, el terror y hasta la ciencia ficción sin renegar de ninguna de esas facetas. Me he valido del realismo tanto como de  la quimera. Y he utilizado diferentes seudónimos por el puro placer de “travestirme” para probar cosas nuevas.

Fruto de esa inquietud creativa, en febrero de 2011 me propuse un  reto en mi blog titulado “Un día, un relato” . De esa manera me comprometí a escribir y publicar un cuento al día  que colgué puntualmente, cada 24 horas; y de ese  “tour de force" nacieron 366  historias en las que alguien se intercambia por un sosías en las antípodas del mundo;  alguien escribe cartas a su hija desde lugares remotos;  un parado construye una pequeña industria del juguete usando residuos reciclados; o alguien descubre que el destino siempre alcanza a sus víctimas aunque parezcan habérsele escapado entre los dedos.

Escribir es un acto íntimo que, sin embargo, siempre requiere de alguien dispuesto a compartir esa intimidad. Las páginas de un libro son algo más que puro entretenimiento. Son reflexión y esfuerzo. Son el resultado de un trabajo a veces incomprendido que conlleva muchas horas de soledad y mucha autocrítica antes de ver la luz y, sin embargo, sigue siendo una de las artes más completas y satisfactorias que conozco.

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